Fredy Pinto un hombre de 46 años que por un acto de intolerancia perdió la vista, pero que esa limitación no ha frenado su deseo de seguir adelante, ha aprendido a valerse por sí mismo y no deja de agradecer a Dios y a su madre por siempre estar a su lado.
Expresó que recuerda su vida anterior, cuando era conductor de servicio público y el día en que un conductor como él lo agredió de tal manera que permaneció en cuidados intensivos largo rato. No fue fácil enfrentar la dura realidad: Jamás volvería a ver.
Con humildad FREDY afirmó que albergar rencores no conduce a nada, no permite vivir en paz, que por eso dedica su tiempo a luchar por los derechos de quienes como él tienen esa discapacidad y que hace parte de un comité que vela por estos derechos.
Fredy es habitante del barrio Curínca y sin lugar a dudas es un ejemplo a seguir para sus vecinos y la comunidad en general, un ser que alienta a las personas con discapacidad a seguir con su proyecto de vida basados en la oración.
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