jueves, 9 de abril de 2020

DOMINGO DE RAMOS

Por: P. Robin Argel

“Bendito el que viene en nombre del Señor” Mt. 21, 9

¿Qué es el Domingo de Ramos?

Es el día que introduce a la celebración de la semana santa.

La tradición cristiana celebra, conmemora y actualiza, los misterios de la pasión del Señor en el marco de una semana anual- del Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección-

Este día comporta en sí mismo un doble contraste:

Por una parte, la liturgia de la bendición de los ramos y de la procesión que recuerda el júbilo que expresaron los habitantes de Jerusalén cuando Jesús hacías u entrada triunfal a la ciudad, donde fue proclamado como Hijo de Dios (Mt 21, 1-11). Esto hace que sea una celebración festiva y de triunfo a través de la cual, con cantos alegres también lo proclamamos como Rey y Señor.

Por otra parte, en la liturgia de la Palabra de este día se proclama la pasión del Señor para introducir y preparar a la celebración del misterio pascual (Mt 26, 14-27,66). Este día entonces, inaugura el tiempo de gracia que celebra los misterios de la pasión y muerte del Señor, La Pascua.

¿Qué se celebra el Domingo de Ramos?

Para decirlo de una vez, hay tres acontecimientos que se conjugan en este domingo:

El fin del tiempo de la cuaresma

El inicio de la Semana Santa de la pasión del Señor

La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén

Son tres expresiones conmemorativas en una misma celebración que coloca al cristiano en el camino con Jesús para vivir con él los misterios de la pasión. Por lo tanto, no debe celebrarse como un acontecimiento meramente histórico sino, como ya lo decíamos, conmemorando y actualizando hoy los misterios que nos alcanzaron la vida eterna.

¿Cómo celebrar el Domingo de Ramos?

La misma estructura de la celebración conduce a tres actitudes celebrativas concretas:

Una primera actitud es la de contemplar el rostro de Cristo que se hace cercano y acompaña a los creyentes en este periodo concreto de calamidad pública en el mundo y en Colombia. Cristo no está ausente, él acompaña a sus discípulos de todas las épocas en las diversas circunstancias de vida.

La entrada de Jesús en Jerusalén es un acontecimiento gozoso, así lo narra el evangelio de san Mateo que escuchamos en la bendición de los ramos y al inicio de la procesión. El creyente de hoy, igual que aquella multitud, también debe manifestar la misma alegría, porque el mismo Señor que hizo su entrada en Jerusalén es el mismo, que hoy hace historia con los que siguen creyendo en Él y celebran con fe el Domingo de Ramos.

Una tercera actitud es la de fortalecer la fe a la luz de la pasión del Señor, cuyo relato se proclama hoy. Jesús entra en Jerusalén entre aplausos, gritos de júbilo y reconocimiento de su señorío, pero luego pasa por el dolor, la humillación y la cruz para luego mostrar su rostro resucitado a los que se mantenían fieles y seguían acompañándolo pese al aparente fracaso.

También el creyente de hoy, concretamente nosotros, pasamos como Jesús por momentos de tristeza, incertidumbre y de calamidad pública, pero no nos quedamos sumergido en la tristeza pesimista sino, que nos abrimos a la esperanza de regocijarnos muy prontamente cuando pase el riesgo de contaminación y enfermedad de la mano de Aquel que ha resucitado para estar con su pueblo. El rostro de Jesús va delante de nosotros. Con estas reflexiones los invitamos a vivir con alegría, fervor, y esperanza la semana santa.











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