Daño corporativo en la selección de Brasil ya que la FIFA es quien tiene el control en el fútbol mundial.
Corría el minuto 5 en el estadio Arena Corinthians de San Pablo, donde apenas se daba inicio al clásico sudamericano entre Brasil-Argentina y el partido tuvo que ser frenado de una manera inesperada por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), quienes con papel en mano argumentaron que cuatro jugadores argentinos violaron las normas sanitarias al ingresar a Brasil sin informar que estuvieron en el Reino Unido hace 14 días. De acuerdo con las reglas de la pandemia, cualquier persona que haya estado en el país europeo debe someterse a cuarentena al ingresar a Brasil. Aun así, el juego comenzó con tres jugadores titulares.
Una persona ajena al partido ingresó al campo de juego y pedía a los jugadores de la albiceleste que no continuaran con el juego ya que había argentinos provenientes de Inglaterra; un país que Brasil tiene señalado como “de alto riesgo”, por lo que quienes provienen de allí deben someterse a una cuarentena. Inmediatamente, los futbolistas argentinos se dirigieron al vestuario y el partido se suspendió definitivamente.
El director-presidente de Anvisa, Antonio Barra Torres expresó "llegamos a este punto porque todo lo que comunicó Anvisa, desde el primer momento, no se cumplió. Se les ordenó que permanecieran aislados en espera de la deportación. Pero no se cumplió. Se trasladan al estadio, ingresan a la cancha, hay una secuencia de incumplimientos", puntualizó.
Según medios ingleses ahora les falta atender represalias por desacato en la Liga Premier, a los cuatro involucrados (Emiliano Martínez y Emiliano Buendía, del Aston Villa, y Giovanni Lo Celso y Cristian Romero, del Tottenham).
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